XIV. COMIENZO Y EXTENSIÓN SIN FIN
1
En las espumas de la sangre vienes,
en la marea de la esperma flota,
desde los genes seculares brota
cabalgar palpitante de las sienes.
En cascada de células rebota
la tormenta atronadora de los genes,
se imponen y avasallas los vaivenes
de este potro indomable y bello trota.
El aguacero de linfa remota
cargará en virginales andenes
esta enorme pasión que me azota.
El futuro emboca en nuestros bienes,
si no llega tu ola, la vida rota,
más que esclavo del cuerpo me retienes.
2
Este cielo engrisado en nieve rota
es ausencia de nuestro amor peremne,
impaciente verano que no viene,
cuando fiero el invierno aún no brota.
En la boca el amor no se contiene,
en la tierra el puyón se arquea y trota,
sobre el lecho, feliz busca remota
esta atmósfera gris que te retiene.
En el vaho el sudor no se detiene,
troquelado el corazón con una bota,
en borrasca, torcido, el pulso suene,
con un negro revolcón de ola ignota,
el turbión de mi sed no se detiene,
la punta de mi cuerpo se alborota.
3
En mi lecho el murciélago va y viene
con mi sierpe en las sábanas se anuda,
fuerte el ansia consciente me desnuda
el temor apenitas la contiene.
De mi boca palabra brota cruda
cada vez que te veo, contigo viene
bienestar que muy preso me retiene,
la caricia de inesperta ruda.
Y de nuevo mi oficio se detiene
corazón que niega, mi cuerpo suda,
tu figura callada se mantiene.
Del respeto la más feliz ayuda,
sedujiste, amor, jamás te pene,
tu silencio amoroso ante mi duda.
4
El carbunclo sol un instante duda
de planeta en mudar de hemisferio,
construcciones palustres del estero
incendia presuroso y luego muda.
Metamorfosis cual ninguna ruda
la frontera esforzado pasajero,
violento revolcón volatinero,
de emoción y de miedo el cuerpo suda.
Solo el volcán la ardiente fuerza anuda
para romper el cerco duradero
y apagar en dos fuegos la desnuda
rigidez solitaria del acero.
Voy hacia mi desierto con tu ayuda,
más allá de las dunas, yo te quiero.
5
Es gris la ensoñación de los luceros,
es negro el temporal de la demora,
es cárdena la perla que atesora
el rojo palpitar de los esteros.
Azules hielos de niebla sonora,
belleza de lagartos prisioneros
en una fágil cárcel de febreros
cuanto más apresado, más se añora.
Torrencial astro, vaho de agüaceros,
los amargos glaciares evapora,
la pasión multiplica reververos.
Tizón abrasador desde la aurora
al rojo amanecer de los luceros
una sola insolación nos enamora.
6
No podremos olvidar aquella hora
de los besos y versos en verdades
de esperas y pesares en bondades
de la paz que en las campas se atesora.
No podremos olvidar aquella hora
hora corta, besos e intimidades,
yo me fui navegando inmensidades
tú quedaste en la angustia que se llora.
Desde entonces sufrimos soledades,
en quemante ausencia destructora.
Madura nuestra vida en cualidades,
paciencia en nuestros nervios se atesora.
los sexos gritarán intensidades
en que se ama este plazo de demora.
7
Vaho gris babeando humedades,
chicle verde, sofocante se estira,
Pompa plástica, sudor que no espira,
cruel calima asfixiante: soledades.
Piel de miembros lubrica inmensidades
todo el cuerpo en seminal espira
convulsión del haz y ansia de pira
busca la miel de todas las edades.
Conmoción fiel de húmedas verdades,
Tu amor busco, también en cuanto mira
dar en las físicas realidades.
Vientre tuyo que de mí tira y tira,
abrásame en tus claras humadades.
Ven, amada, por ti mi carne expira.
8
El vaho del invierno se respira,
en el trópico agüacero temprano
tanto calor de mi sexo tirano
sudoroso por tu calor suspira.
Soy un gozar que contra mí conspira,
soy añorar un sexo más humano,
soy un abrir tu límite lejano,
un trajinar sexual de mí transpira.
Culebra aletargada que se estira
lagarto retorcido del arcano,
febril erotismo, febril inspira
el ansia acariciente de mi mano,
a los rincones de tu piel aspira.
Ven, amor, y seca mi pantano.
9
Descolgándose aún siguen gusanos
gris capote de baba ensombrecida
lento el llanto de espera carcomida,
tristeza que se escurre entre las manos.
Sigue artera enconandose la herida,
lenguaje retorcido de muranos,
llaga azul de fatídicos balanos,
pasión que se enfurece y desembrida.
Ya no hay paz en los goznes más humanos
si no eres tú mi puerta y mi bebida.
Mis dedos serán romos carambanos
sin la piel de tu cuerpo tan querida.
Mi mente es dispersión de los vilanos
si demora el comienzo de la vida.
10
¿No ves los rojos labios de mi herida?
¿No miras el tizón que no me acata?
¿No sabes que estoy preso en una bata,
una bata de carne carcomida?
En las fotos te veo tan florida,
en las cartas te oigo tan sensata,
en mi alma todo el cuerpo se desata.
Te contemplo desnuda. Ven, querida.
El aguijón de mi sexo me delata,
mi noche de pasión está molida,
mi carne entera es en celo gata,
que lame sombras de tu amor perdida
sólo soy una sola cabalgata
en pos de tu persona. Ven, querida.
11
Más trenzan cabellos gramas de plata
más cuerpo busca el calor de tu arrullo.
Dentro del pecho el rubí es capullo,
punta de acero la carne desata.
Freno y bocado el amor desbarata,
rengo el pasado no es mío ni es tuyo
es un frustrado pasado prefacio de suyo
inclinado a una vida sensata.
Por las noches en mi lecho te intuyo,
desparramo cien torrentes de nata,
en la amarga soledad me destruyo.
Ya mi cuerpo más vigilias no acata,
es mi sexo trascendente barullo
ven, rescata este amor que me mata.
12
Como un niño en ti me achucuyo
en brazos de pechos, besos y pelo
volcado siempre en ti, sé tú mi suelo
el vientre maternal donde me arrullo.
Sólo en tu vientre desemboco y fluyo
coge altura enorme mi extraño vuelo
tengo en tu vientre el terrestre cielo,
sólo en tu vientre muero y me construyo
Soy un niño obstinado, me enfurruño
sola mano en tus pechos sin consuelo,
colgante de tu cuello como mullo.
Turgentes son tus pechos, cara en celo,
el vuelo del vestido te patrullo,
prendido de tus piernas, de tu pelo.
13
Las quejas de los sapos siempre en celo
en el pecho me tienen recogido
un corazón a medias dolorido
y mitad en el ansia de mi anhelo.
Está el cuerpo de amor sobrecogido
de ausencia interminable el alma en duelo
tu amor me ha transportado sobre el suelo
tu ausencia nunca queda en el olvido.
Fundido queda ya el tiempo hielo,
el áspero quinquenio, ya fundido
este larguísimo año sobre el cielo
así nunca en mi vida yo he querido.
Me tienes sepultado en pleno vuelo
gozoso de mi amor y entristecido.
14
El río de mi amor está salido
no hay dique que proteja el fértil suelo,
encierro en tres catorces todo el vuelo,
empaño el ansia en tiempo dividido.
Metro, ritmo, rima, mi amor cosido,
estos versos apenas un señuelo,
un pequeño intento, futil consuelo,
por frenar mi furor sobrecogido.
Sólo tú calmarás todo mi anhelo,
sólo junto a ti quedará dormido
el ardiente volcán en dulce hielo.
No hallo el potente freno requerido
para encontrar definitivo suelo
si me falta tu cuerpo, tan querido.
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